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Siguiendo las huellas de Francisco Salamone

Mediados de abril de 2023. Un grupo de concejales azuleños compone la llamada Comisión de Expurgo. Su misión es encargarse de “desechar” material “inservible” del Archivo Municipal. Todo transcurre con la rutina de la burocracia (registro de habilitaciones comerciales, viejas licitaciones) hasta que un concejal hace un llamado de atención: dentro de una caja olvidada por el paso del tiempo hay una carpeta atada con un hilo, que guarda incunables históricos.

Se trata de los 25 planos originales de tres obras que el arquitecto italiano Francisco Salamone realizó en nuestra ciudad en la década del ’30. En esos años construyó 70 edificios (la mayoría monumentales) en 25 municipios del “interior” bonaerense. En Azul yacen algunos de los más emblemáticos. A prepararse, que arranca el viaje.

Joyas patrimoniales

La caja guardaba documentación histórica sobre tres sitios que Salamone construyó para el Municipio de Azul en la década del ’30 por pedido del entonces gobernador Manuel Fresco: la Plaza San Martín con sus baldosas zigzagueantes, sus bancos, maceteros y sus farolas art decó; el Matadero municipal con sus 18 metros de largo y la torre en forma de cuchilla; y el Cementerio Municipal con su ángel exterminador gigante.

Descubrieron que cada plano tenía su número. Del 1 al 7 están dedicados a cuestiones arquitectónicas de la plaza (vista aérea, electricidad y riego, base monumento, columnas y bancos, columnas de alumbrado, pérgola y jarrones); del 8 al 14 son los del cementerio (frente y cortes, entrada, nichos, fachada, galería, plano de obras sanitarias, carpintería y herrería); y luego hasta el 25 son del Matadero, que incluyen modelo horno e incinerador de basura. Joyas patrimoniales, ideales para fanáticos y estudiosos de la arquitectura.

«Fue un hecho fortuito porque ha estado 86 años una carpeta en un archivo que nadie sabía, que nadie había visto, podría haberse mojado o comido por las ratas, y están conservados en perfecto estado. Por suerte se hizo trabajo a conciencia», destacaron los concejales cuando se descubrió la carpeta hace casi un año atrás. Los planos quizás permitan acercarse a preguntas claves de la obra salamónica: ¿En qué pensaba el arquitecto? ¿Cómo planificaba su obra? ¿Qué hay detrás de esas maravillas colosales?

Una obra monumental

Estamos parados frente al cementerio municipal, en Necochea y Sarmiento. La imagen impacta. Un ángel enorme (el arcángel San Miguel, de cinco metros y medio de alto), guardián, custodia del afuera, sosteniendo una espada que se vuelve cruz. O viceversa. El Arcángel es quien ofrece a las almas una última oportunidad de redención antes de la muerte. Detrás suyo, las letras RIP en granito crecen como un alud de cemento y concreto. En lo alto de la “I”, una cruz todo lo mira. Cuando lo terminó, el intendente de ese momento le aseveró: “Parece hecho por el diablo”. Y el autor le contestó: “No sea ingenuo, doctor. El diablo no habría llegado tan lejos”.

Salamone vivió como una ráfaga: nació el 5 de junio de 1897 en Leonforte, una localidad de 14 mil habitantes de la provincia siciliana de Enna. Llegó a la Argentina entre 1903 y 1906. Se recibió de arquitecto e ingeniero en la Universidad de Córdoba en 1920. En 1928 se casó con Adolfina Vlieghe de Croft y tuvo cuatro hijos. En esos años conoce a Fresco y se presenta a un concurso de licitación de obra pública. No se sabe del todo cómo logró ganarla, pero a partir de ahí obtuvo vía libre para darle rienda suelta a la construcción de diferentes edificios públicos a piacere, dándole forma a construcciones hechas «bajo el signo alucinado y final de Ciudad Gótica», como las describió la periodista Josefina Licitra.

«Mi abuelo iba con su avioneta de un pueblo a otro, inspeccionando las obras», comentaba María Teresa Salamone Croft, descendiente directa, en una nota para la Revista Ñ. Salamone (fallecido el 8 de agosto de 1959) construyó en tiempo récord más de 70 obras monumentales entre 1936 y 1940, la mayoría de hormigón, un material hasta ese momento poco utilizado. Se lo conocía como piedra líquida.

Mataderos, municipios, entradas de cementerios. Producción, administración y muerte. El círculo de una ciudad. Allí se centraría la mayor parte del trabajo del ingeniero y arquitecto Francisco Salamone que, en plena «Década Infame», bajo la gestión del conservador filo-fascista Manuel Fresco, le dio vida a una serie de edificaciones propias del film Metrópolis de Fritz Lang, de un estilo híbrido único (una cruza entre art déco, futurismo italiano, constructivismo ruso, funcionalismo, expresionismo alemán, neo colonial; torres altas, líneas rectas y simetría; algunos hasta encuentran elementos del arte egipcio o la Bauhaus) y rodeadas de enigmas y datos llamativos. Pero sobre todo, una concepción inicial: todo debía ser monumental, todo debía verse monumental.

Un estilo único

No es casual que gran parte de sus mayores obras (también se destaca el cementerio de Saldungaray o el Matadero de Rauch) se encuentren en Azul. Por los años ’30 la ciudad era una de las principales de la provincia. Trabajos magnánimos para una localidad que pensaba en grande. “El imponente estilo de la obra de Salamone se ajustaba al dedillo a la idea de Fresco de marcar una impronta desde su gestión cuyo objetivo era el de mostrar un Estado fuerte y presente”, describió el arquitecto Adrián Yannibelli.

En la geografía rural que rodea a distritos como Azul, Laprida, Pringles, Carhué, Guaminí, Gonzáles Chavez o Saldungaray, sobresalen moles grises elefantiásicas que rebanan la serenidad horizontal de la pampa como un cuchillo. «Esta arquitectura monumental rompe con los cánones establecidos de belleza y cultura de la época –afirmó Carlos Fortunato, arquitecto estudioso de la obra del italiano, a Tiempo Argentino–, generando una nueva identidad urbana, coherente con el pensamiento imperante en los ’30 y ’40, de la grandilocuencia con que se quería revestir la arquitectura oficial».

Desde el Centro de Investigaciones Territoriales y Ambientales Bonaerenses (CITAB) sostuvieron que Francisco Salamone fue creador de un estilo, difícil de encuadrar en otro estilo: “el interés y singularidad de su obra, imposible de describirla estilísticamente, reside en la combinación de art decó, futurismo, funcionalismo con escala monumental materializado en hormigón armado, material innovador para la época que le permitió concretar sus formas y conquistar alturas con sus torres. Usaba revoques lisos y blancos, utilizaba granito de canteras de la zona para los pisos, aberturas metálicas, metales cromados y opalinas para las luminarias”.

Una vez que la Nación interviene la Provincia a principios de la década del ’40, el devenir de Fresco (que solía reivindicar a Mussolini y a Hitler) trajo el olvido de Salamone, ligado a la época fresquista. Hasta que una exposición del fotógrafo norteamericano Ed Shaw, en 1997, dio una nueva versión de las obras del arquitecto, enfocada en su estilo vanguardista, en su monumentalidad dentro de la llanura pampeana, y le recobró una popularidad que en el siglo XXI crece año a año.

Como de otro mundo

“Salamone significa mucho para Azul. Desde hace unos años a esta parte cuando su obra se empezó a revalorizar, la gente de la ciudad ha ido tomando conciencia poco a poco y son cada vez más los que tienen la significancia patrimonial y la importancia para nuestra ciudad de contar con esas obras”, afirma Pedro Stancanelli, actual director de Turismo de Azul, y estudioso de la obra de Salamone.

“Salamone es creador de un estilo propio donde convergen distintos estilos y movimientos como el art decó y el neocolonial, entre otros. Para los más estudiosos, la obra cúlmine (que nos diferencia a las obras del resto de la provincia), donde Salamone derrochó toda su creatividad, su enfado y su locura, es el Portal del Cementerio de Azul”, acota.

En cuanto a los mataderos, menciona que el de Azul es el más grande de los que hizo en la provincia, y el más vistoso con esa torre tanque haciendo una figuración de lo que podría ser una cuchilla: “Y la plaza San Martín es de las más curiosas y llamativas de las que él diseñó, sobre todo por la disposición y el diseño de las baldosas, y la simetría con la que fue construída”.

Y hace una recomendación: “Si venís a ver la obra de Salamone en Azul, tenés que verla toda. Justamente por lo diferente que son los trabajos que hizo en el partido, y lo diferente que son con los otros que hizo en el resto de la provincia”.

La escritora y periodista Mariana Enríquez describe la fachada del Cementerio de Azul en su libro Alguien camina sobre tu tumba: «El Ángel no da ninguna idea tranquilizadora sobre la muerte, no es una imagen de alivio ni de pasaje, sino un juez severo, como una deidad egipcia dispuesta a arrancar y pesar un corazón. Es una aparición inesperada que no tiene nada que ver con el barrio, que no se anuncia, que parece depositada ahí, abandonada, como un artefacto de otro mundo».

La gloria

La obra de Salamone tiene tres Centros de Interpretación en la Provincia: en Laprida, en Saldungaray y en Azul. El de nuestra ciudad tuvo su reapertura en enero de este año. Cuenta con una sala en la que se puede ver la historia del arquitecto, su importancia, su singularidad, sus trabajos en territorio bonaerense y lo que hizo específicamente en territorio azuleño. También se puede ver un mural del artista Omar “Chirola” Gasparini y un multiespacio para exposiciones, charlas y talleres sobre arte y patrimonio.

Su flamante coordinadora, Karina Ruiz, cuenta que un eje del proyecto es generar diferentes tipos de archivos, no solo recuperando la historia de la obra de Salamone sino también las memorias locales con respecto a ella: “cómo la gente de los diferentes barrios ha convivido en lo cotidiano de su vida con la obra de Salamone. Yo me crié atrás del cementerio, era ir a la escuela y pasar todos los días por la portada, una lo fue naturalizando, y cuando te encontrás con una persona que viene de afuera y se maravilla recuperás la potencia que tiene la obra”.

“La meta mas cercana es recuperar el territorio –acota–. Tenemos un público cautivo, que es el turista, pero quizás los azuleños no nos damos cuenta la cantidad de gente que nos visita, muchos sin hacer noche, entran a hacer el recorrido salamónico y luego siguen. Llegan maravillados, no pueden creer la monumentalidad, cómo ven aparecer al Angel imponente”.

En el partido de Azul, además de la fachada del Cementerio, la Plaza central y el Matadero, Salamone creó la Portada del Parque Municipal Domingo F. Sarmiento y el Cristo en el acceso a la ciudad por Av. Piazza y Ruta 3, con las letras en concreto que dan la bienvenida: “AZUL”. En las localidades de Cacharí y Chillar, las respectivas Delegaciones Municipales y Mataderos también forman parte de su paso por nuestra región. Incluso realizó una vivienda privada de estilo racionalista a pedido de un funcionario judicial de ese entonces, que se puede ver en la esquina de Belgrano y Colón, a la vuelta del Palacio Municipal, donde sobresale su gran balcón semicircular.

Quizás quien lea estas líneas conozca la obra de Salamone por Historias extraordinarias, en la que su director, Mariano Llinás, interpreta a X, un perito obsesionado que persigue la huella del arquitecto en la ciudad de Azul, a la que va por cuatro noches y se queda cinco meses. El film aborda mitos y leyendas de la llanura pampeana, como esa que cuenta que cierta vez un astrólogo le dijo a Salamone: “Usted está llamado a las grandes cosas. Usted va a cambiar la historia”. Entonces le preguntó qué debía hacer. El vidente le respondió: “Nada, solo espere. Lo espera la gloria”.

Monumentos

Por su gran valor identitario y cultural, la obra de Salamone fue declarada Patrimonio Cultural de la Provincia de Buenos Aires, por el Senado y la Cámara de Diputados Bonaerense, en 2001. Muchos de los edificios, además, son desde 2014 Monumento Histórico Nacional.

RECOMENDADOS:

Fachada del cementerio y Centro de Interpretación de Salamone: Necochea y Sarmiento. El Centro está abierto de lunes a viernes de 9 a 13 h.

Parque Municipal: Av. Pellegrini y Guaminí.

Matadero: ubicado en el Camino Viejo a Tandil (Camino Provincial 006-03), lindero al Anexo Escuela de Educación Secundaria N° 12 -Escuela Rural 26, a 2 kilómetros de la Ruta Nacional N° 3.

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